Severine Beata y Beatriz Sánchez trabajan juntas desde hace tiempo en un proyecto experimental común, pensado para ser tejido en vivo, y que se desarrolla en paralelo a sus respectivas trayectorias.
TURBȺA es un espectáculo – visual, performativo y sonoro – de esencia onírica, retrofuturista y marciana. La puesta en escena se muestra como un laboratorio ambulante, que al activarse produce fantasmagorías, piezas libres y llenas de misterio que se despliegan en una atmósfera armónica e inquietante. Paisajes abstractos que provienen de elementos figurativos, melodías de raíz folklórica que derivan al trance en un resultado místico e hipnótico, pero también lúdico y trasgresor. Podría decirse que vamos pilotando una especie de nave espacial que va saltando escenarios y descubriendo nuevos mundos mientras disparamos un amplio arsenal de archivos (objetos, glitches, imanes, fluidos, samples, motores, voces, ritmos, texturas, frecuencias, fotografías, etc).
En resumen, es un proyecto de Live Cinema de ciencia ficción, que busca ofrecer al público una experiencia envolvente y ultrasensorial, como de recuerdo ancestral, futuro antiguo, pensamiento abstracto, planetario, creativo, orgánico y atemporal.
Esto sucede porque la música de Severine Beata (artista sonora) evoca extraños lugares, organismos y ecosistemas incomprensibles, turbas desfilando, zumbidos de insectos, criaturas no catalogadas, ciudades desterradas… El sonido de Severine es maquinal y a la vez orgánico, de atmósfera ruidosa pero también armoniosa.
Beatriz Sánchez (artista visual) interpreta mientras ella suena, improvisando imágenes con su cacharrería particular que es traída a la mesa de trabajo, siendo una especie de laboratorio ambulante desde donde se emiten las visuales. A través de una webcam se va proyectando en directo una sucesión de imágenes fantásticas, de combinación y movimiento, que agita múltiples elementos (reliquias, objetos, papeles, luces, etc) en armonía con la atmósfera sonora.